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RESEÑA HISTÓRICA

Antecedentes Prehispánicos

Primeros habitantes en el Estado

Esta etapa comprende desde la llegada de los primeros habitantes hasta el año 1500. Abarca desde el arribo de los primeros pobladores a las tierras de Nuevo León, hasta la llegada de los conquistadores, y las condiciones de vida y convivencia que se fueron dando entre estos dos grupos.

Piedras Pintas en el municipio de Parás, y Trinidad y Sabinitos, en General Treviño, son sitios en donde se han encontrado importantes vestigios de petroglifos que han llamado la atención, aparecen en grandes rocas descritas o llamadas como frontones.; también llaman la atención pinturas rupestres en el Cerro de los Papagayos, en el del Fraile y en el Paso del Indio.

Entre los grupos de bandas de nómadas recolectores y cazadores, sobresalen los hualahuises, habitantes del sur; los coahuiltecos, en el oeste; los borrados, pintos, rayados, y otros identificados por sus tatuajes, en el oriente, y los catujanes en el norte del estado, al igual que los alazapas y otras distintas bandas.

Se considera, sobre la base del perfil lingüístico, que los pobladores hablaban idiomas que podrían ubicarse como descendencia de las familias hokana, atapascana y otomangue.

Información específica sobre los pobladores

Clasificación de los grupos básicos

Dentro de este periodo se les llamaba Chichimecas a los pobladores de toda el área norte, y éstos a su vez, se subdividían en otros grupos nombrados de acuerdo a su ubicación.

En una de las clasificaciones que más se ha utilizado se les identificó como Azalapas a los que vivían en el norte llegando hasta los márgenes del Río Bravo; Huachichiles, a los del sur; Coahuiltecos los del poniente, y Borrados a los del oriente abarcando hasta la costa.

Diferentes clasificaciones

A pesar de ser ésta una de las tantas clasificaciones existentes, los colonizadores también hicieron las suyas, conforme a las características físicas que presentaban los grupos.

Borrados, rayados, pelones, barretados, son algunos ejemplos de los nombres que se les fueron asignados por sus tatuajes, rasgos físicos, entre otros.

Principales tribus y ubicación

Tribus y Lugar que Habitaron

1. Amapoalas
2. Ayancuaras
3. Bozalos o Negritos
4. Cuanaales
5. Catujanes o Catujanos
6. Gualagüises
7. Gualeguas
8. Gualiches
Habitaron principalmente en: Doctor González, Los Ramones, Aramberri y Zaragoza, Alrededores del Río Salinas, cerca de Lampazos, Hualahuiles
Agualeguas y Doctor González
Nota.- Los nombres de los municipios Hualahuises y Agualeguas provienen de los nombres de las tribus Gualagüises y Gualeguas, respectivamente.

Tribus y características

En los alrededores de los municipios de Monterrey, Cadereyta y Cerralvo llegaron a formarse cerca de doscientas cincuenta tribus, todos con diferentes características y rasgos distintivos en base de los cuales se les asignaron los nombre; además de la zona donde habitaban.

La mayoría de los integrantes eran cazadores, y sus herramientas de caza eran arcos, flechas y cuchillos.

Sus materiales y sus armas

Los arcos estaban hechos de raíz de mezquite, y sus cuerdas de fibra de lechuguilla; las flechas, de carrizo con un pedernal en la punta, y los cuchillos de piedra con mangos de madera.

Vestimenta

Hierbas, zacate tejido y pieles de venado eran los materiales que empleaban las mujeres para cubrirse. Su vestimenta estaba hecha de los materiales que tenían a la mano o de recursos que frecuentemente empleaban.

En cambio, los hombres andaban semidesnudos y descalzos. Sólo en algunas ocasiones utilizaban calzado semejante a lo que se conoce ahora como huaraches.

Alimentación

Tanto los primeros pobladores, como la agrupación de éstos en grupos o tribus basaban su alimentación diaria en carne, nopales, tunas y mezquite.

El cocimiento de la carne variaba de acuerdo con los motivos o acontecimientos que se festejaran, como ejemplo están sus festejos donde consumían diversas clases de cactus y carne cocinada como barbacoa, un cocimiento diferente al diario.

Costumbres

Para las fiestas o celebraciones de la tribu, las mujeres se adornaban con collares de caracoles y dientes de animales.

En algunas otras tribus se acostumbraba que se agujeraran las orejas, los labios o la nariz para colocarse huesos, plumas o palos; también se pintaban la cara con rayas, como símbolo de adorno.

Cuando algún integrante de la tribu moría, se le sepultaba y en su tumba se sembraban nopales (aún no se sabe el significado de este rito, pero se cree que era en forma de veneración).

Bodas o casamientos

El festejo de una boda difería entre las que celebraban los grupos pobladores y las de los caciques. Cuando alguno de la tribu se casaba, no se realizaba ningún tipo de celebración. Sólo se daban ofrendas. El futuro esposo llevaba a los padres de la novia algunos obsequios como pieles de venados, entre otros. Pero cuando la boda era de los hijos de los caciques se realizaba una celebración especial conocida como MITOTE.

Mitote

Se realizaba para festejar bodas, declaraciones de paz o de guerra con otras tribus, etc. Durante esta celebración se comía y se bailaba. La música de los bailes la creaban los indígenas con instrumentos elaborados por ellos mismos.

Durante una celebración especial la comida, la vestimenta y los bailes hacían referencia al objeto de festejo.

Instrumentos musicales

En las fiestas o mitotes bailaban con música e instrumentos que ellos mismos elaboraban con materiales comunes y usuales.

Calabacitas con agujeros rellenas con piedras de hormiguero, palos de madera que raspaban con palillos, flautas de carrizo y guajes secos conformaban las herramientas necesarias para hacer su música, por lo tanto esos eran sus instrumentos musicales.

Educación

Los niños junto con sus madres recolectaban raíces, plantas y semillas hasta que el menor tuviera la edad suficiente para iniciar con sus tareas.

Los pequeños crecían viendo las actividades que realizaba cada miembro de la tribu, y sólo podían integrarse al resto, cuando tuvieran las condiciones físicas y la edad necesaria para realizar las actividades que les correspondían.

La vida comunal de los pobladores

Alonso de León, cronista del siglo XVII quien observó a los grupos indígenas del Nuevo Reino de León, en una de sus narraciones dio a conocer puntos importantes sobre la vida diaria y las relaciones que se daban entre los pobladores.

De León narró que los indígenas se mudaban de una parte a otra agrupando y desagrupando familias sin considerar con quienes se unían, ni mostrar preferencia por algunos integrantes.

También escribió que el respeto entre padres e hijos y viceversa, no era como el que se tenía entre el resto de los pobladores (gobernadores, virreyes, etcétera), que entre estos grupos no importaba la jerarquía de las personas, tanto padres como hijos podían correrse como si fuese un integrante más de la tribu.

El cronista especificó que se le llamaba ranchería al lugar donde estuviese la mayor congregación, y que dentro de estas se encontraban alrededor de quince chozas, con forma similar a la de una campana reforzadas en sus extremos por otras.

Además, aclaró que las congregaciones las hacían sólo en tiempo de guerra, a manera de protección, y en tiempos de paz, las familias vivían libremente en los montes cambiando de lugar según su comodidad después de un par de días o semanas completas.

La movilización podía hacerse siempre y cuando no pasaran los límites con otras rancherías sin consentimiento de los habitantes de ésta, de lo contrario causaría conflictos entre las familias.

De León observó que los grupos móviles eran de ocho a diez personas, entre mujeres, hombres y niños. Sólo en algunos casos aumentaba o disminuía el número de integrantes.

Antecedentes Coloniales

Llegada de europeos a tierras neoleonesas

Alvaro Núñez Cabeza de Vaca, es uno de los hombres a quien se tiene registrado en la historia, como el primer navegante que arribó, junto con sus compañeros en 1535, a tierras del estado de Nuevo León.

Las siguientes penetraciones fueron por fray Andrés de Olmos quien arribó en 1544; Andrés de Ocampo, en 1552; fray Pedro de Espinadera, a finales de 1560 y Alberto del Canto, en 1577.

Destaca entre éstos la penetración de Alberto del Canto. Fundador de algunas de las villas de la entidad.

Alberto del Canto, Valle de la Extremadura

Fundación de Monterrey como asentamiento dentro de la historia de Nuevo León se marca el año de 1577 como el año del descubrimiento oficial de sus tierras, por el capitán Alberto del Canto.

Del Canto venía comisionado por el Gobernador Martín López de Ibarra, para el descubrimiento y la conquista de algunas tierras. Primero fundó la Villa de Santiago de Saltillo (1537), y después avanzó hacia el noreste. A su llegada a tierras neoleonesas Del Canto encontró un valle, al que por iniciativa propia, llamó Valle de la Extremadura. En este valle estableció el pueblo de Santa Lucía, hecho que se tomó como la primera fundación de Monterrey como asentamiento.

Durante su recorrido dentro del territorio neoleonés encontró las minas de Trinidad y las de San Gregorio. Estas últimas nombradas así en alusión a San Gregorio de Mazapil, lugar de donde provenía Del Canto y sus compañeros.

Luis Carvajal y de la Cueva, Viaje de Conquista

Los reyes de España ya estaban decididos a no pagar mas viajes de exploración; pero daban la libertad al que quisiera hacerlo. Siempre y cuando lo hiciera por su cuenta y con sus propios fondos.

Luis de Carvajal y de la Cueva viajó a España y negoció con el rey Felipe II, la conquista, pacificación y población de lo que se llamaría Nuevo Reino de León.

Esta negociación quedó inscrita en un documento firmado en Toledo, con fecha de 31 de mayo de 1579, donde se le estipulaba a Carvajal los límites hasta los cuales podía llegar (doscientas leguas tierra adentro, alrededor de mil kilómetros).

Extensión limítrofe del Nuevo Reino de León

Carvajal viajaría para conquistar esa gran extensión de tierra. Los límites de lo que sería el Nuevo Reino de León abarcaban desde el puerto de Tampico hasta los límites de la Nueva Galicia, y de ahí todo hacia el norte.

Es decir, tierra adentro, doscientas leguas de latitud por doscientas de longitud, sería la extensión del Nuevo Reino de León.

El viaje

Carvajal y sus compañeros embarcaron en la Nueva España, en junio de 1580, el barco "Santa Catarina", propiedad de Carvajal, en una flota adjunta, los acompañaba en el viaje el Virrey Lorenzo Suárez de Mendoza, Conde de la Coruña, quien se separó de ellos en Veracruz,  el resto de la tripulación continuó el viaje hasta el puerto de Tampico, donde anclaron el 25 de agosto.

La llegada al Nuevo Reino de León

Las expectativas de todos los navegantes a bordo del "Santa Catrina" cambiaron cuando al pisar las tierras tan esperadas, la desilusión los abordó, y las recriminaciones para Carvajal no cesaron.

Los siguientes cuatro meses de 1580, Carvajal pasó largas temporadas en los pueblos del sur: Tamapache, Temotela, Xalpa y Sichú, en cumplimiento de las Encomiendas establecidas con los reyes de España.

Fundación de Monterrey

Carvajal dominó en poco tiempo todo el territorio y los pequeños poblados sur. Después, cambió el nombre de las minas de San Gregorio, por el de Ciudad de León, hoy municipio de Cerralvo, se dirigió entonces a Santa Lucía, y en 1582 fundó la villa de San Luis Rey de Francia, segundo nombre de Monterrey.

Algunos autores le llaman segunda fundación de Monterrey, ya que la primera se consideró en 1577 con la llegada del capitán Alberto del Canto, a tierras neoleonesas, pero este primer nombramiento fue sólo como asentamiento. Hasta 1582, con Luis de Carvajal y de la Cueva o Luis Carvajal, como se le conoce también, cuando se funda el Nuevo Reino de León.

El Gobierno de Carvajal

Una vez que arribó Santa Lucía y fundó la villa de San Luis Rey de Francia, el gobierno y poderío de Carvajal no tenían limitante alguna; en 1585 el territorio bajo su dominio abarcaba desde las costas del Golfo, Mazapil hasta una buena extensión del norte. Contaba, además, con tres tenientes de Gobernador, uno para cada zona.

Felipe Núñez en la zona de Pánuco; Gaspar Castaño de Sosa, al noreste, y Diego de Montemayor, en el centro, desde Santa Lucía hasta la Laguna.

Villa de San Luis. Caída de Luis Carvajal y de la Cueva

Don Luis de Carvajal radicaba en la villa de San Luis, con un gobierno estable, grandes extensiones de tierra bajo su dominio y continuos viajes, tiempo atrás, se le acusaba de apoderarse o invadir territorios que su gobierno no abarcaba.

Fue en 1584, cuando el Conde de Coruña lo mandó investigar para comprobar si eran ciertas las acusaciones que le adjudicaban, por medio del procurador de la Real Audiencia en México, Pedro de Vega, se logró indagar sobre los supuestos del virrey.

Ante los resultados obtenidos por el Procurador, Carvajal pidió amparo a favor de sus bienes, y consiguió el fallo para bien suyo. Con tal fallo, para el virrey no existía forma alguna de obstaculizar las actividades de Carvajal.

Rebelión en la villa de Carvajal

Saltillo, la mejor solución

Para suerte de don Luis, al dársele muerte a uno de los empleados, el resto de ellos se reveló provocando una ola de violencia que terminó con la villa y dando muerte a varios de los que la habitaban en el año de 1587, la villa quedó casi despoblada, y continuamente confrontaban encuentros violentos con Alberto del Canto y su gente de la ciudad de León, donde las cosas eran parecidas.

Diego de Montemayor había sido nombrado Teniente, y con el poder que su puesto le daba ofreció juntar al resto de los habitantes de la villa en la hacienda de San Francisco, hoy Apodaca, una vez reunidos, Saltillo fue el destino que tomaron; pero al estar a salvo ahí, muchos de los habitantes de la villa se dispersaron a varios lugares.

Diego de Montemayor, Lugarteniente del Gobernador de Coahuila

Un año después (1588), Carvajal vuelve al norte, después de permanecer en México por encarcelamiento, nombró a Diego de Montemayor lugarteniente del gobernador de Coahuila. Cuando Carvajal repobló las minas de Trinidad y les cambió de nombre al de Nuevo Almadén, le asignó el nombramiento a Montemayor, además, le atribuía la responsabilidad de poblar de nuevo la ciudad de León; y le daba otras facultades de poderío.

El final de Carvajal

Se dicta orden de aprehensión en contra de Luis Carvajal, orden ejecutada por Alonso López, quien viajó desde México hasta Almadén. Gaspar Castaño de Sosa quedó como Teniente cuando Carvajal era conducido a la Ciudad de México, para ser consignado. Castaño no cumplió con el cometido. Abandonó Nuevo Almadén y partió rumbo a Nuevo México. Tiempo después murió en un ataque de los chinos a las Islas de Maluco, por el año 1591.

Mientras tanto Carvajal fue entregado a la Inquisición por la denuncia de fray Juan de la Magdalena, religioso disgustado por no haberle dado los sacramentos en la ciudad de León y por encubrir a su sobrina cuando terminaba de leer un salmo. Los parientes de Carvajal afirmaban que era un hombre cristiano e íntegro. Sin importar sus declaraciones, se le condenó como encubridor.

Además de ser condenado, se le excomulgó también. Pero logró que lo exoneraran de éste último cargo dando lectura a la abjuración, documento donde renunciaba a creencias o sentimientos, dentro de la Catedral de México en 1590. Al cabo de varios días fue devuelto a la cárcel de la corte. Murió en prisión agobiado de tristeza.

Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey

Durante ocho años el Nuevo Reino de León estuvo despoblado. Los primeros en llegar, después de este tiempo fueron los compañeros de Luis de Carvajal y de la Cueva provenientes de Saltillo. Entre ellos estaba Diego de Montemayor, quien después del otorgamiento del título de lugarteniente del gobernador de Coahuila, también decidió volver.

Acompañado de doce familias, Montemayor arribó lo que era el Nuevo Reino de León y fundó el 20 de septiembre de 1596, la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey. A partir de la asignación y repoblación de Montemayor en el antiguo Reino de León, se consideró como la tercera y definitiva fundación de lo que hoy es Monterrey.

Origen del nombre de Nuestra Señora de Monterrey

Montemayor por medio del nombre con el que fundó Monterrey, junto a un monte y los ojos de agua Santa Lucía trató de rendir honor a ciertos personajes. Con "Nuestra Señora" a la virgen María, y con Monterrey al título de Gaspar de Zúñiga y Acevedo, Conde de Monterrey, entonces virrey de la Nueva España.

Mercedes y poblados

Para cumplir con su objetivo en lo que fuera el Nuevo Reino de León, Montemayor cedió varias mercedes para que fuesen pobladas, entre ellas la Hacienda de los Nogales. El proceso de repoblación fue calificado como ilegal, por estar en contra de lo estipulado por el virrey Felipe II en 1573, en las "Ordenanzas de Poblaciones Nuevas". Montemayor no hizo caso omiso de las críticas y calificativos que le adjudicaban.

Con el propósito de solucionar el problema viajó un mes después a México, y el virrey con autorización de España, le otorgó el título de gobernador en 1599.

Los primeros años de la fundación de Monterrey

Durante un periodo de tiempo el Nuevo Reino de León abarcaba sólo la capital (Monterrey), el gentilicio con el que llamaban a sus habitantes era reineros. En un principio la capital estaba aislada, Saltillo era la villa más cercana, y Zacatecas que era la población más importante estaba a gran distancia. Los primeros años fueron de pobreza para los reineros, que su alimentación básica eran raíces de lampazo de los ojos de agua.

Primeras actividades y pobladores de la Capital

La agricultura y la ganadería eran las actividades de los primeros pobladores de la capital. Aunque la producción era destinada únicamente para el autoconsumo.

Los habitantes de la capital estaban agrupados en familias, algunas de ellas descendientes de Montemayor y otras, relacionadas con él. Cuando alguna familia quería integrarse a la comunidad de los reineros tenía que hacer una solicitud escrita, cumplir con ciertos requisitos y, además, la garantía de no despoblar nunca.

Con el paso del tiempo fueron llegando familias, que si habían cubierto los requisitos, como Treviño, Ayala, Garza, entre otras, éstas representantes de los apellidos regionales de mayor antigüedad.

Muerte de Montemayor

Después de etapas de suma pobreza, el ánimo y las fuerzas de Montemayor no decayeron, e intentó repoblar la ciudad de León, Almadén, y otras villas cercanas. Además, intentó fundar nuevos lugares. Pero el éxito que esperaba no llegó, por el contrario, la decadencia volvió de nuevo, y el reino quedó casi en total despoblación.

En 1611 murió Diego de Montemayor. El gobierno queda en manos de su hijo Diego "El Mozo", que también murió al año siguiente. El capitán Diego Rodríguez quedó a cargo.

Inundaciones y decadencia continua

El año de 1611 no sólo fue de pérdidas para los reineros, sino de trágicos sucesos. Las lluvias y las inundaciones arrasaron con las casas de la ciudad.

Por la situación alarmante, la Justicia Mayor trasladó a la población hacia el sur, por ser de mayor elevación. Ahí, se les repartieron tierras a los pocos afectados que se trasladaron.

El virrey preocupado por la situación de los reineros le otorgó el título de Teniente general al general Agustín Zavala, en 1626, Zavala por sus ocupaciones, asignó el cargo a Cristóbal de Irurreta, después a Diego Rodríguez y por último a Alfonso Lucas.

Para que los habitantes de la capital no la abandonaran, tiempo después de las lluvias y de las inundaciones (1662), el general Zavala mandó poner un almacén de harina, semillas y otros alimentos, que fueron repartidos a las familias por más de diez años.

La repoblación de la ciudad de León, que llamó villa del Señor San Gregorio de Cerralvo; la fundación en 1637 de la villa de San Juan Bautista de Cadereyta, son algunas de las actividades que también se le atribuyen a Zaragoza. Además de la repartición de harina, semillas y otros alimentos entre las familias de Monterrey en 1662, con la finalidad de mantenerlas dentro de la ciudad.

Evangelización

El arma que utilizaron los españoles para atraer a los indígenas, y después conquistar las regiones fue la evangelización. Se realizó de dos maneras, la primera de forma espiritual o religiosa, y la otra, militar o violenta cuyo objetivo era la conquista y el dominio sobre las tierras y los indios.

A través de la evangelización los españoles sometieron a los indígenas a trabajos pesados y los trataron como esclavos. El arribo de los frailes Juan de la Magdalena y el clérigo Pedro Infante, junto con Luis de Carvajal y de la Cueva, se tomó como los primeros intentos de conversión de los indígenas a la religión católica.

La labor que realizaron los misioneros y sacerdotes procedentes de Pánuco, Veracruz, fue la fundación de la ciudad de León. Durante casi un siglo completo, de 1601 a 1700, llegaron a tierras neoleonesas un sin número de frailes con el objetivo de fundar misiones, edificar conventos y templos.

Curas y órdenes sacerdotales en Monterrey

Los sacerdotes y el resto de los eclesiásticos de Saltillo tuvieron a su cargo también la población del Estado desde su fundación.

El padre Baldo Cortés era quien estaba a la cabeza de todo el curato; aunque residía en Saltillo pasaba temporadas en Monterrey.

Otro reconocido sacerdote fue Cebrián de Acevedo Ovalle, alrededor del año 1600 abogó para el arribo de la orden de San Francisco a tierras neoleonesas.

Gabriel de Herregoitia fue el primer nombre del fray José de San Gabriel. Ex minero que abusando de las desventajas de los indígenas, se aprovechaba para tratarlos como esclavos.

Se convirtió hacia la religión y fue un notable defensor de los derechos de los indios, por el arrepentimiento de sus actitudes.

A los frailes Lorenzo y Martín se les atribuye la fundación del Convento de Monterrey, en 1602, con el nombre de San Andrés.

Misiones y zonas de ubicación

Creación de las primeras misiones y arribo de los tlaxcaltecas. El sur: primer sector a evangelizar

Los encargados de realizar la evangelización de la población del sur fueron los misioneros del Convento de Charcas. Un ejemplo digno fue el de fray Lorenzo Cantú, quien siguió a la tribu de los negritos o bazalos para convertirlos en católicos desde Matehuala, en 1626.

En ese mismo año se tienen los registros de la fundación de la Primera Iglesia Parroquial de Monterrey.

Fray Valverde (1631) y fray Jerónimo Pangua (1633) también se incluyen dentro de los que participaron en la predicación del evangelio.

En 1646 a Alfonso de León se le comisionó para establecer el pueblo de Nuestra de San Juan de Tlaxcala, que hasta el año de 1686 cuando quedó fundado. En este lugar se asentarían cuatrocientas familias tlaxcaltecas, colaboradores de los españoles desde su alianza que les permitió recibir los mismos privilegios de ellos, como anteponer el don a sus nombres, mercedes de tierra, montar a caballo, entre otras.

Los más destacados y recordados indios tlaxcaltecas de ese poblado fueron Domingo, Juan y Miguel. Con el ataque de los Chichimecas quedó destruido, y los pocos habitantes que quedaron fueron reacomodados en el resto de las misiones. Dentro de las misiones los tlaxcaltecas enseñaron al resto de los indios las actividades que realizarían, como arar, sembrar, cultivar, entre otras.

Para el asentamiento de misiones en el sur, se requirió de la intervención religiosa. Los frailes Juan García y Juan Caballero en 1648, así como Francisco Villaseñor y Luis de la Parra, éstos últimos como vigilancia del Río Verde. Tanto el gobernador Martín Zamora y el general Fernando Sánchez de Zamora, fueron constantes precursores de la evangelización.

Los gualagüises fue un grupo indígena belicoso, difícil de evangelizar. Una vez que se logró derrotarlos (1655), el gobernador Zavala ordenó la construcción de la Misión de San Cristóbal de los Gualagüises. Con el paso del tiempo cayó en el descuido y en 1685 sólo se encontraba al cargo fray Juan de Menchaca. En 1715, parte del grupo de los tlaxcaltecas repoblaron esta misión, y hasta 1830 se le dio el nombramiento de villa por el Congreso del Estado.

Tiempo después de que los gualagüises fueran sometidos, se estableció la misión de San Antonio de los Llanos en 1666; pero la rebelión de los janambres obligó a sus pobladores a deshabitarla en 1673. Para fines del siglo XVIII quedó despoblado el pueblo de Nuestra Señora de San Juan de Tlaxcala; aunque tiempo mas tarde se volvió a fundar con el nombre de San Antonio de la Nueva Tlaxcala, su duración fue poca.

El gobernador Mier y Torre repartió tierras a los tlaxcaltecas y se estableció el pueblo de San Antonio de los Alazapas en 1710.

Este y noreste en la evangelización

El proceso de conversión al catolicismo se dio a la par, en el este y noreste, que en el sur. A pesar de la fundación de varias misiones, no todas lograban mantenerse y la gran mayoría estaba en condiciones precarias. En el Convento de Nuestra Señora de la Concepción (1630) habían sólo dos religiosos para la asignación de sacramentos. Uno, para los indios, y otro para los españoles.

Dentro del convento fue notoria la participación de fray Francisco de Ribera, quien a su llegada (1632) recriminó el maltrato a los indios. Autor del escrito en el que apoyaba, al igual que once frailes más del convento de San Luis Potosí, la guerra de rebelión de los indios.

Otro personaje importante fue fray Francisco Lavado encargado del convento de San Lorenzo.

Noreste

La misión de Santa Teresa del Álamo o del Alamillo fue una de las más importantes en el área noreste de la región. Fundada por el gobernador Zavala en 1659, cerca de Cerralvo. Ya en esos tiempos, los indios vivían en comunidad dentro de las misiones, todo se compartía y todos tenían obligaciones por igual de los cultivos y la cosecha.

El fríjol, el maíz y otros productos se guardaban en el almacén del templo, y se les repartía cada semana alimento de acuerdo con el número de integrantes de la familia.

En 1674, los informes de producción de la misión eran bajos según fray Nicolás Gago, quien lo atribuía a la muerte del General, mientras que fray José Arcocha culpaba a los dueños de las haciendas, que sacaban a los indios para que trabajaran con ellos.

Arcocha tenía interés no sólo por la misión, sino también por sus extensiones de tierras y los indios de la propiedad.

La misión de Santa Teresa desapareció en 1672 dando origen a otra, la de San Nicolás de Gualeguas, que tiempo después cayó en manos de los españoles, por órdenes del Obispo Galindo. Despoblada por algunos años, la misión se convirtió en 1772 en villa de españoles. En ese año, el gobernador Francisco de Echeagaray la puso en manos de Juan Gómez de Castro, Alcalde de Cerralvo, para que cuidara de ella. Gómez de Castro cumplió con las encomiendas del gobernador y se fundó la villa de Nuestra Señora de Gualeguas y Bucareli.

El norte

Misión de Boca de Leones

Real y Minas de San Pedro de Boca de Leones

Fray Francisco Hidalgo y fray Francisco Esteves entraron por el norte en las expediciones realizadas en 1687.

Estos frailes junto con indígenas fundaron la misión de Boca de Leones, que en 1691 desapareciera por encontrarse en ella yacimientos minerales. Los tlaxcaltecas fueron quienes descubrieron dichos yacimientos provocando el nacimiento de una misión española con el nombre Real y Minas de San Pedro de Boca de Leones en 1688, y los de Santiago de las Sabinas en 1692.

En el siglo XVII se realizaban ahí corridas de toros, comedias y diversiones, con este tipo de festejos, las costumbres originales de los indios se fueron desvirtuando, desde ese momento iniciaron las rebeliones indígenas.

En 1715 fray Antonio Margil de Jesús fundó un hospicio, que se utilizó como residencia para los misioneros con rumbo a Texas. El hospicio en 1826, se convirtió en municipio bajo el nombre de Villaldama. Un siglo después, se le otorgó el título de ciudad.

Una de las misiones importantes fue la de Nuestra Señora de Dolores, que sirvió de continencia para los indios Catujanes. Su fundador en 1698, fray Diego de Salazar fue testigo de la decadencia en la que fue cayendo con el paso de los años. El virrey de Bucareli fundó en sus cercanías la villa española de San Juan Bautista de Horcasitas en 1752, con la intención de salvarla.

En ese mismo territorio surgió en 1877 la ciudad de Lampazos Naranjo nombrada así, como tributo al general Francisco Naranjo.

La Secularización y sus consecuencias

La orden franciscana decayó cuando el obispo Camacho y Ávila en 1712 decretó la secularización de los curatos, eso significaría que éstos quedarían en manos de los curas y ya no de los frailes. Esta actividad correspondería, desde ese momento, al clero secular. Afectó intereses materiales y morales, y trajo como consecuencia mayor decadencia y desaparición de algunas misiones.

Hubo manifestaciones en contra, tanto por el lado religioso como por el indígena. Los primeros protestaron, y los segundos, se declararon en rebeldía. A pesar de que por esas fechas los indios ya habían huido de sus misiones refugiándose en la sierra de Tamaulipas. La ola de rebelión indígena no tuvo obstáculo alguno.

Mientras los indios se manifestaban, los frailes se quejaban ante la Corte pidiendo que se les reubicara en los Curatos. Dentro del proceso de secularización un personaje destacado fue Francisco Guadalupe Barbadillo y Victoria, quien fue nombrado por el Duque de Linares como mediador en conflictos de indios.

Fue tan activo, que dejó a un lado al entonces gobernador Báez de Treviño. Dentro de las actividades que realizó fue nombrar a fray Juan Losada como dirigente de los conventos franciscanos ubicados en la villa de Linares y en el valle del Pilón en 1715. También se le atribuye a Barbadillo la repoblación y fundación de algunas misiones. La de Purificación y Concepción, que tuvieron como habitantes a familias de origen tlaxcalteca, son ejemplos de su actividad constante.

En 1719 el Nuevo Reino se encontraba bajo continuos ataques, y el ambiente era de intranquilidad. Barbadillo enviado por el virrey estableció la calma de nuevo, y es nombrado entonces gobernador. La encomienda de Barbadillo fue cumplida, el Nuevo Reino vivió en solemne paz, pues los dueños de las haciendas que lo conocían no se negaron a la implantación de sus planes de paz.

Cuatro años después de su nombramiento (1723), el virrey nombró como su sucesor a Juan José de Arriaga y Brambilia.

Aunque algunas misiones fundadas y repobladas por Barbadillo desaparecieron en el siglo XIX cuando fueron incorporadas al valle del Pilón, el resto fue posteriormente incorporado a Montemorelos. La misión de Guadalupe fue punto de concentración de tlaxcaltecas de otras misiones, al igual que la de Purificación y Concepción, entre otras más, en 1756.

Formas de repartimiento de las riquezas

Una forma de repartición de riquezas fue la encomienda, que provocó en poco tiempo protestas de religiosos y juristas.

Fray Bartolomé de las Casas fue uno de los principales protestantes en contra de la encomienda, que ya convertida en explotación dejó casi despobladas algunas islas. Después de discusiones por su implantación, acuerdos, rebeliones, entre otras manifestaciones en contra, para la mitad del siglo XVII había desaparecido casi por completo.

La estableció Colón en las Antillas, y en Nuevo Reino de León Luis de Carvajal, al otorgársele en España el permiso para llevarse a cuarenta indios consigo para su atención y la de su casa. Con el tiempo de uso, se degeneró. Carvajal entraba a los pueblos y sacaba a la gente que podía servirle; Diego de Montemayor, otorgó mercedes para las rancherías de indios, y Martín Zavala utilizó el mismo procedimiento que Carvajal.

La intención de las entradas a los pueblos era la de saquear gente que les sirviera o bien, para recuperar los que hubiesen escapado de los encomenderos. Las entradas se hacían sólo cuando escaseaban los indios en los alrededores, es decir, cuando ya no había en las cercanías ningún indio, los españoles y los encomenderos optaban por viajar largas distancias hasta donde se encontraran los indígenas.

Para que pudieran realizar una entrada era necesario obtener el permiso requerido al gobernador o al alcalde, por cierta cantidad de dinero simulado como título religioso. Participaban en la captura todo un grupo liderado por una sola persona. Alrededor de diez hombres y el solicitante o líder de grupo.

Si los participantes eran de los españoles, la captura era para la misión a la que pertenecían y recibían una remuneración por los indios que atrapaban. Pero cuando los capturadores eran "rentados", se les pagaba por su participación diaria, además del precio por los indios que también capturaran.

Para poder capturar a indígenas exitosamente, primero se les espiaban, luego se les acorralaba y finalmente eran atrapados. A los hombres los amarraban con lazos al cuello, las mujeres y los niños iban sueltos. De los indios capturados dependía el título, definitivo o temporal, que se les otorgara siempre y cuando los participantes fueran oficiales.

La captura, el inicio de la tortura

Una vez que eran capturados los indios se les trasladaba a pie hasta el lugar donde servirían y trabajar.

Los que podían escapar de la tortura que les esperaba era sólo aniquilando a los españoles que se interpusieran en el camino.

Algunas de las madres indígenas preferían matar a sus propios hijos, con tal que no se los llevaran a las misiones para explotarlos.

Cuando llegaban a capturar a los indios, no importaba la edad, sexo ni las condiciones físicas, nada era importante más que capturarlos.

Siempre que se realizaba una entrada, se conservaban unos cuantos para obsequiarlos al gobernador, como una especie de ofrenda por permitirles la captura.

La encomienda, un buen negocio

Las entradas se realizaban para sacar a indios consignados (con fin del cumplimiento de su sentencia) y en otras, para la venta de la captura.

En el caso de la venta o comercio se dieron situaciones especiales y surgieron personajes importantes para la historia.

Un ejemplo fue el otorgamiento de mercedes, extensiones de tierras que incluían a la gente que las trabajaría. También la venta o el traspaso de tierras incluía las rancherías de indios.

Por lo tanto, los indios se convirtieron en un gran negocio, se podían vender, traspasar, alquilar y hasta heredar.

El precio que se les pagaba por los capturados a los que intervenían en las entradas variaba de entre 30 y 40 pesos, todo dependiendo de las condiciones en las que estuviera, en ocasiones podían llegar hasta 120 pesos.

En 1629 el precio que se pagaba por las mujeres variaba de un lugar a otro, en Diego de Villarreal podían ser vendidas en 70 pesos; pero en Juan Arredondo y otras localidades pagaban hasta los 95, 110, 130 o 160 pesos. Los hombres generalmente eran vendidos en las tres últimas cantidades.

Una de las mejores ventas era la de los niños, ya que crecerían dentro de la misión de quien pudiera pagar el precio, y desde muy jóvenes la explotación comenzaría.

Pero no sólo los dueños o arrendatarios tenían bajo sumisión a grupos indígenas, también comunidades o personas religiosas eran dueñas de mercedes e indios. El fundador de Monterrey dio a los franciscanos algunas rancherías con indios para que éstos les sirvieran a su llegada al territorio neoleonés.

Pero las entradas no hubiesen tenido éxito sin la cooperación de gente que estuviera adentro, junto con los indios. Personas que los conocieran y supieran dar pistas de sus rutas o direcciones de caminos y así, poder capturarlos.

Quien mejor para saber todo de ellos, que un indio amigo que perteneciera al grupo, pero que además de pertenecer fuera quien diese las pautas para las entradas.

El indio Huajuco fue uno de los informantes claves para los españoles y demás caciques que realizaban entradas en los poblados indígenas. Este era conocido y respetado entre los suyos y los españoles (1625). Su popularidad radicaba en espiar a los grupos y en robar a niños de pecho par venderlos después, en buenos precios.

La vida dentro de las haciendas

Cuando casi todos los indios estaban concentrados en haciendas, los encomenderos les quitaban a sus hijos, para que tanto los hombres como las mujeres realizaran sus actividades diarias obligatorias (1712). Los hombres en el campo, en la producción, con el ganado, todo lo que eran trabajos pesados.

Las mujeres buscaban alimentos para sus hijos y esposos, tales como hierbas y raíces. Aunque también se les empleaba en los servicios domésticos, y permanecían más tiempo dentro de la casa del patrón y en algunas ocasiones vivían dentro.

Por las noches, al terminar el día y la jornada de trabajo, se les repartían mazorcas (2 ó 3 por familia) para alimentarse. Después se les encerraba en los galerones para evitar que se escaparan. Pero quienes hubieran cometido alguna falta eran castigados en prisión o bien, poniéndoles pedazos de madera pegados a la pierna, al brazo o al cuello.

Cumplimiento de las reglas

Cuando los indios eran atrapados, cedidos o trasladados, los amos tenían el compromiso de educarlos y convertirlos a la religión católica. Pero la realidad era otra, pocos eran los que sabían las cuatro oraciones básicas (Credo, Padre Nuestro, Ave María y Salve).

Los gobernadores o sus comisionados tenían la obligación de visitar frecuentemente las haciendas para comprobar que si estaban instruyendo a los indios que les servían. Además de corroborar que eran bien tratados, que contaban con vestido, alimentación y con la doctrina católica. Durante sus visitas los encomenderos sólo les mostraban los que sabían las oraciones o los que trabajaban en casas.

La Real Cédula de 1672

La reina gobernadora doña María de Austria decretó "La Real Cédula de 1672", en la que se ordenaba que los indios se convirtieran en esclavos, y que la conversión se realizara concentrándolos en los pueblos y repartiéndoles tierras. Con esta orden se eliminaron por completo las encomiendas en Nuevo León, y se dio paso a un cambio, la congregación de los indios en los pueblos.

Tipos de gobierno

El tipo de gobierno que predominó fue el jerárquico o lineal. Comprendía desde el rey, virrey hasta corregidores y alcaldes.

Independencia

División del territorio

En Madrid se expidió la Real Ordenanza para el Establecimiento e Instrucción de Intendentes de Ejército y de Provincia del Reino de la Nueva España (1786).

Se dividió el territorio en doce Intendencias:

México como Intendencia General de Ejército y de Provincia

Provincias:

Puebla de los Ángeles
Nueva Veracruz
Mérida
Antequera
Valladolid de Michoacán
Santa Fe de Guanajuato
San Luis Potosí, que incluía el Nuevo Reino de León, Zacatecas y Sonora

A su vez, éstos tenían jurisdicciones a su cargo y obispados. El Obispado del Nuevo Reino de León con el gobierno y jurisdicción del mismo.

En 1787 se ordenó la división de las provincias Internas en dos Comandías: la del Occidente y la del Oriente.

La de Occidente comprendía California, Sonora, Nuevo México y Nueva Vizcaya; la de Oriente, Coahuila, el Nuevo Reino de León, Nuevo Santander y las jurisdicciones de Saltillo y Parras.

La división entre las Comandías era el Río de Aguanaval. Fue hasta un año más tarde, después de la orden, cuando se dividieron.

Tiempos de paz en el Nuevo Reino de León

Para finales del siglo XVIII los habitantes del Reino vivían de forma simple, ingenua y poblaban la ciudad villas y pueblos, todo como una sola familia. Los sirvientes y esclavos estaban en paz. Contaban con escuelas modestas en las cabeceras de los municipios.

Las fiestas se celebraban casi de modo patriarcal, tanto las religiosas y patrióticas como las privadas. Festejaban bautizos con mucho bolo; entierros, con grandes ceremonias y matrimonios con fiestas duraderas

Sólo existían dentro del Reino dos Ayuntamientos integrados: el de Monterrey y el de Linares.

Simón y Pedro Herrera en el Nuevo Reino de León

El gobernador Simón Herrera y Leyva entregó el gobierno a su hermano Pedro, en 1805, para que éste defendiera la frontera amenazada por estadounidenses, quienes dos años antes compraron las tierras de Luisiana.

El gobierno de Pedro Herrera y Leyva duró sólo cinco años, de 1805 a 1810 por los primeros brotes del movimiento independentista. España había perdido todo su poderío naval durante la batalla contra Inglaterra y la situación en la que quedó era crítica.

Partidos Políticos

Debido al sin fin de acontecimientos y a los diferentes ideales e intereses, la división comenzó. Primeramente se afinaron las diferencias políticas y como consecuencia de esto, el agrupamiento, y la creación de los primeros partidos:

Extrema Derecha Conservadora
El Centro Conservador
Extrema Izquierda
La Extrema Derecha Libertaria
El Centro Libertario
Extrema Izquierda Libertaria

Inicio de la Independencia

Hazañas insurgentes

La calidad de vida, el maltrato y el esclavismo que vivieron muchos de los mexicanos formó el movimiento que daría fin a la injusticia y a la sumisión. El deseo de vivir con libertad e igualdad empujó a las fuerzas populares a participar en esta manifestación culminante para el virreinato.

El movimiento

La madrugada del 16 de septiembre de 1810 inició la lucha por la Independencia de México. Se produjo el levantamiento y se dio el grito de Independencia en Dolores, Hidalgo. El movimiento tenía como líder a Miguel Hidalgo y Costilla, quien también integró el primer ejercito insurgente y fue excomulgado por tal causa.

Otros jefes insurgentes fueron Ignacio Allende, Aldama y Mariano Jiménez, cuyas cabezas tenían precio, mil pesos por cada uno. Mientras el movimiento tomaba fuerza, el estado se encontraba casi aislado, por las malas condiciones de los caminos y vías de comunicación.

En ocasiones los asuntos que requerían autorización de México o España tardaban demasiado, que a su regreso, ya habían perdido validez.

La noticia del comienzo de la lucha llegó al Nuevo Reino de León hasta el 29 de septiembre, aunque según algunos autores afirman que fue un mes después. (29 de octubre de 1810; aún no queda especificado).

Quien comunicó por carta al gobernador Manuel de Santa María, el inicio y popularidad insurgente fue el general Félix Calleja. La noticia se difundió de inmediato entre toda la población. En el ámbito rural el apoyo para el movimiento no se hizo esperar, cerca de 400 hombres, entre sirvientes, empleados y propietarios de haciendas del sur, se aliaron al ejército insurgente.

El general Calleja pidió a Santa María el envío de tropas a la Hacienda de la Pila, lugar donde preparaba su ejército para atacar a Hidalgo. En respuesta al apoyo que brindaron los rurales a los insurgentes, el obispo Primo Feliciano Marín de Porras impuso en el estado penas espirituales para quienes simpatizaran con el movimiento.

También, el Gobernador se preparaba para defender la región y evitar el apoyo a los insurgentes. Santa María estuvo en contacto con Manuel de Iturbide y con el coronel Antonio Cordero, gobernadores de Tamaulipas y Coahuila, respectivamente. Doscientos hombres distribuidos en tres compañías marcharon de Nuevo León con la misión de frenar el avance insurgente.

Una al mando de Francisco Bruno Barrera; otra, con José Domingo Castañeda y una más con Andrés Guajardo. Todos bajo las órdenes de Pedro Herrera y Leyva. Pero las tropas no llegaron a su destino, durante su recorrido se detuvieron en Real de Catorce para auxiliar a tropas anteriores a ellos; después, se instalaron en el sur de Saltillo.

Fuerzas insurgentes hacia el norte

Cuando el ejército insurgente avanzaba hacia el norte, Santa María asignó a Juan Ignacio Ramón un ejército para que se ubicaran en el sur del estado, con el fin de evitar la entrada de los insurgentes. Ramón estuvo en contacto por correspondencia con Mariano Jiménez, integrante insurgente y comisionado de Hidalgo para penetrar en las Provincias Interiores. Ramón, además de cartearse con Jiménez remitía reproducciones al gobernador Santa María.

Tiempo después, tanto Santa María como Juan Ignacio Ramón decidieron unirse al movimiento insurgente. El 17 de enero de 1811 proclamaron la insurgencia y nombraron como gobernador a Santiago Villarreal. A Ramón se le nombró responsable de las fuerzas rebeldes. Mientras que Santa María salió de Monterrey rumbo al Valle del Pilón, punto donde armó sus fuerzas para encontrarse con los insurgentes.

Cuando Mariano Jiménez llegó a Saltillo envió a Monterrey a Juan Bautista Carrasco e Ignacio Camargo para controlar a los sublevados. El 26 de enero de 1811 entró Jiménez a Monterrey, pero con la derrota de Hidalgo, en el Puente de Calderón, el insurgente se vio obligado a regresar.

Movimiento contrarrevolucionario

Captura de los líderes insurgentes

Mientras el Ejército Insurgente llegaba a Saltillo con varias derrotas a cuestas (1811), en Texas daba inicio un movimiento contrarrevolucionario liderado por José Ramón Díaz de Bustamante, Ignacio Elizondo, entre otros. La aprehensión de los caudillos insurgentes se dio cuando éstos partían de Saltillo con rumbo a San Antonio Bejar (Texas). Como escaseaban las armas asignaron a Bernardo Gutiérrez de Lara la misión de proveerles de armamento estadounidense, y así poder penetrar Texas.

A su paso por Acatita de Baján, Coahuila fueron capturados, y trasladados a Chihuahua, lugar de su fusilamiento. Al gobernador Santa María y el general Juan Ignacio Ramón, se les fusiló en Monterrey.

Junta Gobernadora en Monterrey

Después de la muerte de los líderes insurgentes, se creó en Monterrey la Junta Gobernadora presidida por Blas José Gómez, hasta 1813. El gobernador en turno, Ramón Díaz de Bustamante, entregó el poder a la Junta. Lo sustituyeron Pedro Manuel del Llano seguido por Fernando Uribe.

El idealismo insurgente no terminó con la muerte de sus principales caudillos. En Nuevo León quedaron algunos grupos en los que intervinieron Rafael y Ramón González de Hermosillo, Juan de Villerías y José Herrera. Este bajo la gubernatura de Uribe atacó la plaza de Monterrey logrando penetrar hasta el centro de la ciudad donde los realistas lo derrotaron.

Otra partida insurgente peleaba por el Cañón de Salinas, a cargo de Policarpo Verástegui. Leonardo de la Cruz, José Urbina Cantú, Francisco Carrasco y Antonio Reyes formaron parte de este grupo.

A partir de la nueva división de la Comandancia General de las Provincias Internas, Joaquín Arredondo ocupó el cargo de Jefe de las de Oriente. En 1814, Arredondo estableció su cuartel general en Monterrey.

Aparente calma

La insurgencia no causó mas problemas en el estado, la pacificación sólo se interrumpió por ataques de indígenas no sometidos (lipanés y comanches). Pero la realidad era otra, además de los indígenas, había unos cuantos partidarios más, José María Morelos y Pavón se levantó en armas y retomó el movimiento de Independencia.

Morelos convocó al Congreso de Chilpancingo en septiembre de 1813 y participó como representante de Nuevo León en la lucha. A su muerte, Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria continuaron peleando.

En Nuevo León fungía como gobernador Froylán Mier y Noriega, al término de su periodo fue precedido por Francisco Bruno de Barrera. Barrera apoyado por las autoridades eclesiásticas publicó por todo el reino, el "Indulto de Calleja" cuya intención principal era que todos los rebeldes regresaran sus armas y se enlistaran en las tropas de su Majestad.

La publicación no logró el éxito esperado, y los rebeldes se refugiaron en la sierra del estado como negativa a la propuesta del Indulto. Procedente de España desembarcó en tierras mexicanas, cerca de Soto la Marina, Francisco Javier Mina acompañado de voluntarios participantes de la lucha. Como parte de la tripulación venía fray Servando Teresa de Mier, quien volvía después de un largo destierro.

El gobernador Arredondo al saber del arribo de la embarcación española reunió tropas para combatirlos; pero Mina escapó durante la contienda a la sierra de San Luis Potosí. Los hombres que Mina dejó en el puerto se convirtieron en prisioneros de Arredondo. Entre los presos estaba Mier, de origen neoleonés, quien fue entregado a la inquisición.

Por su parte, Mina fue tierra adentro para realizar una expedición de combate y conquista. Tiempo más tarde fue capturado y fusilado frente al Fuerte de los Remedios.

Consumación de la Independencia

La lucha por la Independencia terminó con la firma del Plan de Iguala, el 27 de septiembre de 1821, acuerdo entre Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, Comandante del Ejército Realista y Jefe de las Fuerzas Insurgentes respectivamente.

Situación en el Estado

Cuando la independencia se consumó, Arredondo huyó del Estado y se refugió en San Luis Potosí hasta su muerte. Gaspar López fue quien lo reemplazó y durante su gubernatura propagó el apego al Plan de Iguala. López juró la Independencia del aún Nuevo Reino de León, el 3 de julio de 1821, al igual que los ciudadanos y el ejército en la Plaza de Armas, por tanto, el reino quedó convertido en provincia.

Consecuencias de la Independencia

Agustín de Iturbide fue nombrado Emperador de México, en 1822. La duración de su poder fue de sólo un año, mediante el Plan de Casa Mata, en el que se unieron Antonio López de Santa Anna, Nicolás Bravo y Vicente Guerrero, fue el medio para derrocarlo. Como consecuencia fue proclamada la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos (1824) dando paso al nacimiento de un Sistema de Gobierno Republicano, Representativo y Federal.

El Nuevo Reino de León se convirtió en el Estado Libre y Soberano de Nuevo León, por decreto del Congreso Constituyente, en ese mismo año.

Diputaciones Provinciales

Constitución del Estado

A partir de la consumación de la Independencia, se realizaron varios cambios en el gobierno y en las leyes, tanto en el ámbito nacional como local.

En general se reorganizó la Administración Pública. Previo al establecimiento del nuevo sistema político, se crearon Diputaciones Provinciales, grupos que dieron autonomía a las provincias. José María Morelos estuvo como diputado del Congreso del Reino de León.

Se crearon seis diputaciones en la Nueva España, una de ellas se instaló en Monterrey con diputados de las cuatro provincias internas de oriente: Nuevo León, Coahuila, Texas y el Nuevo Santander.

También en 1824 fueron electos los once diputados propietarios y los cuatro suplentes del primer Congreso de Nuevo León creado ese mismo año. La función básica del Congreso del Estado fue redactar la Constitución Política local, que en 1825 se aprobó.

El gobernador Parás quedó electo en ese año (1824). Este se preocupó por fomentar la agricultura, la minería y el comercio; así como la instrucción pública. En su periodo estableció varias instituciones para la enseñanza y el Seminario Conciliar de Nuevo León formó parte de la Universidad. La educación primaria se estableció como obligatoria y gratuita.

México: Liberales contra Conservadores

Los dos grupos políticos fuertes del país, liberales y conservadores, tuvieron frecuentes enfrentamientos desde 1824 hasta 1846.

Los liberales defendían la libertad y la democracia para todos por igual, por su parte los conservadores querían un gobierno donde se mantuvieran las jerarquías de las clases. La situación del país era de total división. Estados Unidos aprovechó la separación y debilitamiento de la nación para extender su territorio.

Las elecciones presidenciales estuvieron reñidas por la fuerte influencia de los dos partidos. Por el lado insurgente Vicente Guerrero, y Manuel Gómez Pedraza, por el conservador. El pueblo de Nuevo León apoyaba al insurgente, y el gobierno al conservador. La pugna electoral inició en 1828, ambos candidatos también eran apoyados por los masones, Guerrero por los masones yorkinos, quienes se distinguían por su liberalismo, y Gómez Pedraza por los masones escoceses, grupo que se caracterizaba por ser moderados y conservadores; además de antiguos realistas e iturbidistas.

El 12 de enero de 1829, el Congreso declaró como Presidente a Guerrero y como Vicepresidente a Bustamante. Pero la oposición aún permanecería, ya que los electos eran jefes de partidos antagónicos (contrarios). Fue hasta el 1º de abril cuando ambos ocuparon sus puestos. En Nuevo León fue nombrado gobernador Joaquín García, a pesar de que la mayoría era de su contrincante, Manuel Gómez de Castro.

Embarcación de Barradas

Culminación de la Independencia

En México se promulgó la Ley General de Expulsión en 1827. Ley que ordenaba la expulsión de todos los españoles y extranjeros que se encontraran en el País. En 1828, los habitantes del estado supieron que en La Habana, Cuba, se preparaba una embarcación española para atacar tierras mexicanas.

Dicha embarcación estaba integrada por todos los que un año atrás habían sido expulsados, con la Ley General, y deseaban volver. Para lograr su objetivo, los exiliados se dieron a la tarea de convencer a Brigadier Isidro Barradas de que México deseaba integrarse de nuevo a España, ya que la separación había iniciado a partir de 1821, con Iturbide.

Barradas, sin conocer el verdadero motivo de la embarcación inició el viaje con 2,600 hombres y suficiente armamento para llegar a México.

En el mes de julio ancló cerca de Tamaulipas "La División de Vanguardia", y fue hasta agosto cuando llegó al puerto de Tampico. Nuevo León, al igual que el resto de los Estados de la República participaron con recursos y hombres, en el movimiento contra la embarcación española.

Las tropas de Mier y Terán, así como las de Antonio López de Santa Anna sitiaron el lugar y atacaron venciendo a Barradas junto con toda su tripulación. El triunfo de las armas mexicanas sobre Barradas marcó el punto final y el remate de todo el movimiento de Independencia.

Desde ese momento, el patriotismo tomó fuerza entre los mexicanos, quienes tuvieron repulsión por todo lo extranjero. Respondiendo con negativas, a cualquier tipo de negociación con España e hicieron mayor hincapié con los norteamericanos.

Bases Constitucionalistas en el Estado

En 1835, el Congreso se instaló como Constituyente y se promulgaron las Bases Constitucionales Centralistas. Un mes después de la promulgación de las Bases, la Convención de Texas tomó como pretexto el despotismo de Santa Anna y el desgobierno de la República para separarse de México.

Con el fin de evitar la separación, Santa Anna i

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Himno Estatal

Municipios de Nuevo León